martes, 23 de junio de 2009

EVANGELIO DE MARÍA MAGDALENA



Es por todos conocido que la Biblia recoge 4 evangelios conocidos como canónicos, que son los evangelios de Mateo, Lucas, Marcos y Juan. Dos de ellos fueron discípulos de Jesús: Mateo y Juan, y los otros dos, no lo fueron. Incluso, algunos han dicho que estos evangelios no fueron escritos por los ya citados evangelistas, sino por discípulos de estos.

Lo cierto es que 200 años después de la muerte de Jesús, era posible encontrarse con muchos evangelios (más de 50) y que por diversas razones fueron siendo destruidos por la Iglesia, y los que se salvaron, se consideraron apócrifos, que entonces era lo mismo que decir, heréticos.

Hoy por hoy, existen libros que se han dedicado a “despellejar” los evangelios canónicos y en ellos han encontrado errores del tipo de, por ejemplo: Dice que Jesús estaba tal día en tal ciudad, y al día siguiente se trasladó a más cual ciudad, y los investigadores demuestran que era imposible que en 12 horas Jesús hubiera recorrido los 300 km que separaba una ciudad de la otra. También se han dedicado a demostrar que en determinado pasaje, Juan dijo una cosa y Marcos lo desdice.

No es a esto a lo que quiero referirme en este texto. Si lo cito, es para que se entienda por qué tengo razones para cuestionarme esos evangelios como algo inspirado por Dios, y por tanto, incuestionable.

Digo de antemano que he leído varios de los evangelios apócrifos y gnósticos, y de su lectura, no he encontrado nada que me haya parecido inaceptable, por el contrario.

Entre esos evangelios apócrifos hay uno que me llamó poderosamente la atención y es el evangelio de María Magdalena. Todo el mundo acepta que Magdalena fue la discípula amada de Jesús, la que más tiempo pasó a su lado, y aquella a quien Jesús se le presentó primero, luego de su resurrección. Este hecho es muy revelador. Jesús no escogió a su madre para aparecérsele luego de su muerte. ¿Por qué? No lo sé, pero es lógico que pensemos que entre Jesús y María Magdalena había una relación especialísima, que posiblemente fuera más allá de la simple relación Maestro-Discípulo.

A pesar de ello, el evangelio de María Magdalena no pasó la criba de San Ireneo de Lyon, cuando por allá por el siglo II determinó cuáles evangelios serían aceptados por la Iglesia y cuáles no.
Sin embargo, la lectura de este evangelio se me antoja terriblemente reveladora. Para mí su lectura fue un verdadero descubrimiento, y por eso quiero ponerlo a disposición de los lectores. Posteriormente aportaré mis reflexiones al respecto.

EVANGELIO DE MARÍA
(Fragmento copto berolinense)

[Faltan las páginas 1-6].

PALABRAS DE JESÚS

LA MATERIA Y EL MUNDO

7 [...] entonces, ¿será destruida o no la materia? El Salvador dijo: «Todas las naturalezas, todas las producciones y todas las criaturas se hallan implicadas entre sí, y se disolverán otra vez en su propia raíz, pues la naturaleza de la materia se disuelve en lo que pertenece únicamente a su naturaleza. Quién tenga oídos para escuchar, que escuche.

LA MATERIA Y EL PECADO

Pedro le dijo: «Puesto que nos lo has explicado todo, explícanos también esto: ¿cuál es el pecado del mundo?». El Salvador dijo: «No hay pecado, sin embargo vosotros cometéis pecado cuando practicáis las obras de la naturaleza del adulterio denominada «pecado». Por esto el bien vino entre vosotros, hacia lo que es propio de toda naturaleza, para restaurarla en su raíz».
Prosiguió todavía y dijo: «Por esto enfermáis y morís, puesto que 8 [practicáis lo que os extravía. Que quien pueda comprender] comprenda. [La materia engendró] una pasión carente de la semejanza, puesto que procedió de un acto contra natura. Entonces se produce un trastorno en todo el cuerpo. Por esto os dije: Estad en armonía (con la naturaleza), y si no estáis en armonía, sí que estáis en armonía ante las diversas semejanzas de la naturaleza. Quien tenga oídos para escuchar, que escuche».

Últimos preceptos

Después de decir todo esto, el Bienaventurado se despidió de todos ellos diciendo: «La paz sea con vosotros, que mi paz surja entre vosotros. Vigilad para que nadie os extravíe diciendo: «Helo aquí, helo aquí», pues el hijo del hombre está dentro de vosotros; seguidlo. Los que lo busquen lo hallarán. Id y proclamad el evangelio del reino. No 9 impongáis más preceptos que los que yo he establecido para vosotros, y no deis ninguna ley, como el legislador, para que no seáis atenazados por ella».
Dicho esto, partió.

INTERMEDIO

Ellos, sin embargo, estaban entristecidos y lloraban amargamente diciendo: «¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?».

Entonces Mariam se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos: «No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres». Dicho esto, Mariam convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del [Salvador].
10 Pedro dijo: «Mariam, hermana, nosotros sabemos que el Salvador te apreciaba más que a las demás mujeres. Danos cuenta de las palabras del Salvador que recuerdes, que tú conoces y nosotros no, que nosotros no hemos escuchado». Mariam respondió diciendo: «Lo que está escondido para vosotros os lo anunciare». Entonces comenzó el siguiente relato:

PALABRAS DE MARÍA MAGDALENA

Visión de María
«Yo —dijo— vi al Señor en una visión y le dije: «Señor, hoy te he visto en una visión». Él respondió y me dijo: «Bienaventurada eres, pues no te has turbado al Verme, pues allí donde está el Intelecto, allí está el tesoro». Yo le dije: «Señor, ahora, el que ve la visión ¿la ve en alma o en espíritu?». El Salvador respondió y dijo: «No la ve ni en alma ni en espíritu, sino que es el Intelecto que se halla en medio de ellos el que ve la visión, y él es el que [...]».

[Laguna: faltan las páginas 11-14].

La ascensión del alma
15 [...] a él, y la Concupiscencia dijo: «No te he visto bajar y ahora te veo subir. ¿Por qué mientes, si me perteneces?». El alma respondió diciendo: «Yo te he visto, pero tú no me has visto ni me has reconocido. Por la vestimenta, que era tuya, y no me reconociste». Una vez dicho esto, (el alma) se apartó con gran alegría y seguidamente cayó en manos de la tercera potestad, la llamada Ignorancia. Esta interrogó al alma diciendo: «¿A dónde vas? En maldad estás atenazada; puesto que estás dominada, no juzgues». El alma dijo: «¿Por qué me juzgas tú a mí, si yo no te he juzgado? Yo he sido dominada, pero no he dominado. No he sido reconocida, pero he sabido que el universo está siendo disuelto, tanto en las cosas terrenales 16 como en las cosas celestiales».
Una vez el alma hubo sobrepasado la tercera potestad, continuó ascendiendo y divisó la cuarta potestad, la de siete formas. La primera forma es la tiniebla; la segunda, la concupiscencia; la tercera, la ignorancia; la cuarta, la envidia de muerte; la quinta, el reino de la carne; la sexta, la loca inteligencia de la carne; la séptima, la sabiduría irascible. Estas son las siete potestades de la ira, las cuales preguntan al alma: «¿De dónde vienes, homicida? ¿A dónde vas, dueña del espacio?». El alma respondió diciendo: «Lo que me ata ha sido matado y lo que me atenaza ha sido aniquilado, y mi concupiscencia se ha disipado y mi ignorancia ha perecido. A un mundo he sido precipitada 17 desde un mundo, y a una imagen desde una imagen celestial. La ligadura del olvido dura un instante. En adelante alcanzaré el reposo del tiempo (kairós), del tiempo (chrónos), (el reposo) de la eternidad, en silencio».

EPÍLOGO

María Magdalena reveladora de Jesús

Después de decir todo esto, Mariam permaneció en silencio, dado que el Salvador había hablado con ella hasta aquí. Entonces, Andrés habló y dijo a los hermanos: «Decid lo que os parece acerca de lo que ha dicho. Yo, por mi parte, no creo que el Salvador haya dicho estas cosas. Estas doctrinas son bien extrañas». Pedro respondió hablando de los mismos temas y les interrogó acerca del Salvador: «¿Ha hablado con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de modo que todos debamos volvernos y escucharla? ¿Es que la ha preferido a nosotros. 18 Entonces Mariam se echó a llorar y dijo a Pedro: «Pedro, hermano mío, ¿qué piensas? ¿Supones acaso que yo he reflexionado estas cosas por mí misma o que miento respecto al Salvador?
Entonces Leví habló y dijo a Pedro: «Pedro, siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo ejercitándote contra una mujer como si fuera un adversario. Sin embargo, si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Bien cierto es que el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros. Más bien, pues, avergoncémonos y revistámonos del hombre perfecto, partamos tal como nos lo ordenó y prediquemos el evangelio, sin establecer otro precepto ni otra ley fuera de lo que dijo el Salvador».
Luego que 19 [Leví hubo dicho estas palabras], se pusieron en camino para anunciar y predicar.
El evangelio según Mariam.
Fuente: Textos Gnósticos - Biblioteca Nag Hammadi II, por Antonio Piñero. Editorial Trotta http://www.trotta.es/
Nota: la numeración del fragmento copto corresponde a las páginas del manuscrito

MIS REFLEXIONES FINALES
Nada más abrir el evangelio, nos encontramos con que faltan las 6 primeras páginas. No lo sé, pero no creo que estas páginas hayan desaparecido por arte de magia. No tengo pruebas, pero sospecho que a la Iglesia Católica pudo haberle interesado hacerlas desaparecer. No sabemos lo que decían, pero tal vez de ellas, emanara una visión diferente y novedosa del pensamiento de Jesús.
Luego en lo que se ha salvado, encontramos ideas sumamente interesantes sobre la naturaleza de la materia, y sobre la naturaleza del pecado. Es interesante como Jesús dice que no hay pecado, aunque se puede considerar pecado el adulterio por ser un acto contrario a la lógica natural. Estas ideas, se asemejan bastante a la concepción del pecado del pensamiento budista o hinduista, más que al pensamiento cristiano. Nótese que Jesús dice que en sentido absoluto, no hay pecado, que sólo hay pecado en un sentido relativo. Por tanto, absolutizar la idea del pecado, como lo hizo la Iglesia Católica, al parecer, no concuerda con la manera en que Jesús entendía este tema.

Otra idea muy interesante dicha por Jesús se refiere a la idea de que “el hijo del hombre está dentro de vosotros, y no fuera”. Aquí tenemos otra idea muy común de las religiones orientales: la idea del Cristo Interno, la búsqueda del camino interior, y no el culto a una deidad externa a nosotros mismos.

Luego el párrafo en que Pedro pide a Magdalena que le refiera las cosas que Jesús le decía en privado, es muy revelador. Deja claro que la relación entre Jesús y María Magdalena era muy especial.
De las palabras proferidas por Jesús, volvemos a encontrar otra idea interesantísima: “Donde está el intelecto, allí está el tesoro”. Aquí se le da valor a la razón, en menosprecio de la fe. Recordar que la Iglesia Católica siempre ha hablado de creer por fe, y no por entender la esencia de aquello en lo que se cree, sobre todo en aquellos aspectos más complejos de entender.

Acto seguido, vuelven a desaparecer 4 páginas del evangelio. Aunque no sabemos lo que decían, deberíamos interpretar estos vacíos. Es de suponer que en estos vacíos, Jesús decía cosas probablemente diametralmente opuestas a ciertas concepciones de la religión imperante.

Una vez terminada la exposición de María Magdalena, Andrés dice algo muy revelador, dice que le resulta extraño todo lo que ella acaba de contar. De aquí podemos deducir que esas enseñanzas de Jesús no concuerdan con las que han llegado a nosotros, no son las enseñanzas que tantas veces hemos leído en los 4 evangelios canónicos.

Ante las lágrimas de María Magdalena, y los ataques de discípulos tan torpes como el propio Pedro, Leví tiene que salir en su defensa diciendo que si Jesús la había tomado a ella como su discípula amada, ellos no eran dignos de poner en duda la decisión del maestro. El propio Leví dice textualmente: “el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros.”
Concluyendo, creo que tendríamos motivos de sobra para cuestionarnos la visión que de Jesús hemos recibido de nuestro predecesores. Creo que el estudio de los evangelios apócrifos y gnósticos, puede ser un buen ejercicio para llegar a nuestras propias conclusiones al respecto. En mi caso, no lo he dudado ni un momento, y no me arrepiento de ello.

EVANGELIO DE MARÍA MAGDALENA

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