El Himno a Atón se considera una obra magistral de la literatura religiosa. Este canto de amor y entusiasmo, el más vibrante que haya legado la literatura del antiguo Egipto, pudo haber sido compuesto por Ajenatón, hacia 1360 a. C., aunque posiblemente no fuese redactado por el faraón en persona, pues rememora textos de plegarias más antiguas que glorificaban a Osiris o Amón en los mismos términos.
Se encontraron varias versiones parecidas en las sepulturas de los dignatarios de Ajetatón, aunque el documento más completo procede de la tumba del faraón Ay.
Los hebreos escribieron posteriormente textos semejantes, así como consejos de sabiduría, en los Salmos de David, el libro de los Proverbios de Salomón y el Eclesiastés.
“¡Espléndido te alzas en el horizonte,
Oh Aton viviente, creador de vida!
Cuando amaneces en el horizonte oriental,
Llenas todas las tierras con tu belleza.
Eres bello, grande, deslumbrante,
Elevado sobre todas las tierras;
Tus rayos abrazan las tierras,
Hasta el límite de todo lo que has creado.
Porque siendo Ra, alcanzas sus límites,
Y los has doblegado (para) tu amado hijo;
Aunque estás lejos, tus rayos brillan sobre la tierra,
Aunque cualquiera sienta tu presencia, tus rayos son invisibles.
Cuando te pones en el horizonte occidental,
La tierra queda en tinieblas, como en la muerte;
Todos yacen las en habitaciones, sus cabezas cubiertas,
Un ojo no puede ver a su compañero.
Ellos podrían ser despojados de sus propiedades,
aunque estén sobre sus cabezas,
La gente no se daría cuenta.
Todos los leones salen de sus guaridas,
Todas las serpientes muerden ;
La oscuridad se cierne, la tierra está en silencio,
Así como su creador descansa en el horizonte.
La tierra brilla cuando amaneces en el horizonte,
Mientras resplandeces como el Aton durante el día;
Cuando disipas la oscuridad,
Cuando ofreces tus rayos,
Las Dos Tierras están en fiesta
Despiertas y erguidas sobre sus pies,
Tú las has levantado.
Sus cuerpos están purificados, vestidos,
Su brazos adoran tu aparición.
Toda la tierra se dispone a trabajar,
Todos los rebaños pacen en sus pastos;
Los árboles y las hierbas florecen,
Los pájaros echan a volar de sus nidos,
Sus alas saludan a tu ka.
Todo rebaño brinca sobre sus patas.
Todo lo que vuela y se posa,
Vive cuando amaneces para ellos.
Los barcos van corriente arriba, y corriente abajo,
Todos los caminos se abren cuando te alzas.
Los peces del río saltan ante de ti,
Tus rayos están en el centro del mar.
Tú quien haces crecer la semilla dentro de las mujeres,
Tú, quien creas las personas del esperma;
Quien alimentas al hijo en el vientre de su madre,
Quien calmas apagando sus lágrimas.
Nodriza en el vientre,
Dador de aliento,
Para animar todo lo que creas.
Cuando sale del vientre para respirar,
El día de su nacimiento
Tú atiendes sus necesidades.
Cuando el pollo está en el huevo, piando dentro de la cáscara,
Tú le das aliento dentro de ella para insuflarle vida;
Cuando lo has terminado,
Para que pueda romper el huevo,
Sale de su interior,
Para anunciar su terminación,
Caminando sobre sus dos patas sale de él.
¡Cuán grande es tu obra,
Aunque escondido a la vista,
¡Oh, Dios Único junto a quien nadie existe!
Tú creaste la tierra según tu voluntad, tu sólo,
Todos los hombres, todos los grandes y pequeños animales,
Todas las cosas que hay sobre la tierra que caminan sobre sus piernas,
Todo lo que vuela por medio de sus alas,
Las tierras de Khor y Kush,
La tierra de Egipto.
Tú pones a cada hombre en su lugar,
Tú satisfaces sus necesidades,
Cada uno tiene su alimento,
Calculas la duración de sus vidas.
Sus lenguas difieren en el idioma,
Así también sus caracteres;
Sus pieles son distintas,
Para distinguir a las personas .
Tú provocas la inundación desde la Duat
Tú la llevas cuando deseas,
Dar vida a los hombres,
Pues tú los has creado para ti.
Señor de todo, quien trabaja para ellos,
Señor de todas las tierras, quien brilla para ellas,
El Aton del día, ¡grande en su gloria!.
A todas las tierras lejanas, que haces vivir,
Tú les has concedido el descenso de la inundación desde los cielos;
(10) El crea olas sobre las montañas, como lo hace el mar,
Para empapar sus campos y sus ciudades.
¡Cuán excelentes son tus obras, Oh, Señor de eternidad!
Una inundación desde el cielo para los extranjeros
Y para todas las criaturas de la tierra que caminan sobre sus patas,
Para Egipto la inundación viene desde la Duat.
Tus rayos alimentan todos los campos,
Cuando brillas, ellos viven, ellos crecen para ti;
Tú creas las estaciones para desarrollar toda tu obra:
El invierno para refrescarlos, calor para que te sientan.
Tú has creado el lejano cielo para brillar allí,
Para contemplar toda tu obra,
Tú solo, brillando en tu forma de Aton,
Elevado, radiante, distante, cercano.
Tú creas de ti mismo millones de formas,
Ciudades, pueblos, campos, el curso del río;
Todos los ojos te observan por encima de ellos,
Pues tú eres el Aton de las horas del día sobre lo alto.
………—…
Tú estás en mi corazón,
No hay nadie que te conozca,
Excepto tu hijo, Neferjeperura, el Único de Ra,
A quien has mostrado tus sendas y tu poder.
Todos aquéllos en la tierra salen de tus manos cuando los creas,
Cuando amaneces ellos viven,
Cuando te pones ellos mueren;
Tú eres el tiempo vital en todos tus miembros, todos viven gracias a ti.
Todos los ojos están puestos en (tu) belleza hasta que te acuestas,
Todas las labores cesan cuando descansas en occidente;
Cuando te levantas haces que todos se apresuren por el Rey,
Todas las piernas están en movimiento desde que fundaste la tierra.
Tú los alzas para tu hijo quien proviene de tu cuerpo,
El Rey que vive en Maat, el Señor de las Dos Tierras,
Neferjeperura, el Único de Ra,
El Hijo de Ra, quien vive en Maat, Señor de las coronas, Ajenaton, grande durante su vida;
(Y) la gran Reina a quien él ama, la señora de las Dos Tierras, Nefernefruaton-Nefertiti, que viva eternamente”.
viernes, 12 de junio de 2009
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